Empezar
tras el súbito tiempo
tras el súbito tiempo
que partió.
Dejar de lado el horizonte
que ya no se encuentra lejos
sino que es destino
inalcanzable.
Olvidar que las lágrimas
secaron al abrigo de un pecho
y que ya no hay vida
en aquel jardín que fue
cultivado.
Se dice adiós
como se despiden del Mar
las gaviotas,
aleteando en el silencio
a la espera de que el olvido
engulla con sus fauces
los colores
del viento.