jueves, 21 de noviembre de 2013

Como siempre

Como siempre,
la gran bola de piedra
vuelve a caer colina abajo.
Volver a recogerla
Para verla de nuevo caer
colina abajo.
Una y otra vez.
Como siempre.
Como Sísifo.
Como siempre.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Fuga y contrapunto

Lento moderato a ritmo binario y la armonía comienza a fluir en una natural superposición de acordes: Do mayor, Sol séptima, Re menor. Las pieles comienzan a erizarse.

Tras cuatro compases preliminares, los bajos empiezan a envolver el ambiente con su majestuosa  gravedad, guiando la composición hacia un universo de colores y tonalidades infinitos.

 Poco a poco, amalgamas de notas se despliegan de manera insolente sobre todas y cada una de las triadas. Un sinfín de escalas, dóricas, jónicas y frigias, juguetean en el vientre de la mismísima Euterpe, haciéndola sucumbir a los encantos de sus sostenidos y bemoles que, sigilosamente, van recorriendo sin pudor los más recónditos rincones de la partitura.

Armonía y melodía se entrelazan en abrazos eternos y besos a varias voces.

Compases que avanzan impetuosamente y tempo que va acelerándose. Las fusas remplazan ahora a las corcheas, de mucho más lento caminar, y las pulsaciones comienzan a sincoparse.

Crescendo de gemidos, caricias y sensualidades etéreas, inundan las líneas del pentagrama por las que transitan vertiginosos ligados de semifusas, junto a progresiones de acordes invertidos y de tensiones imposibles.  Cromatismos y atonalidades, acompañan el estrepitoso movimiento de cada figura.

Picados, arpegios y trémolos extasiados van apelmazándose sin control al final de cada compás. Y de pronto. Silencio de negra. Calderón sobre blanca. Coda.

Ahora, abatidos, yacen los cuerpos exhaustos, al tiempo que la melodía continúa fluyendo con sus dulces armónicos a través de pelos ralos, empapados de sudor y de placeres colmados.


De nuevo, la música, volvió a culminar con éxito su labor.