domingo, 9 de agosto de 2015

Si no fuera tan cobarde,
dejaría de usar
tanta palabra
y tanto acorde
como escudo de mi pecho.

Confesaría que por mucho que lo intente,
a duras penas entiendo tu lengua,
y que me importa un carajo
que tu país no sea el mío
y que tu credo no sea mi credo.

Si no fuera tan cobarde,
gritaría al mundo
que me muero de ganas
por abrazarte,
por ver tus ojos
iluminar la plaza que hay
frente a nuestro cuarto,
por enredar mis dedos entre tu pelo
y perderme entre tus piernas al ocaso.

Si no fuera tan cobarde
te susurraría con gritos al oído
que tengo miedo,
y que a pesar de ello
es mucho, mucho
lo que te anhelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario