viernes, 17 de junio de 2016

Es necesario gritar
para eludir el peso de la ausencia.
Es irremediable derribar el muro
que separa la sonrisa
del llanto.

Mi piel,
se estremece monosílaba
en la inmensa
laguna de esta pleamar
dichosa
que en cada ola
hace emerger de nuevo la vida.

La piel, la arena, la sangre
enmudecían en aquella negra luz
de mi cautiverio,
ahora mi corazón es escarcha
que baja del deshielo.

Porque un beso tuyo bastará para sanarme.





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