En la noche oscura,
tu nombre cae como
gota de cera
sobre mi espalda herida.
Enjambre urdido
entre limosnas y súplicas
que ahogan su paso
en ese océano eterno
de silencio.
Yugo sereno
que mi cuello obliga,
jaula dichosa
donde el pecho
muere y revive
a cada ráfaga oculta
de tu recuerdo.