En la otra inmensidad de mi cama,
fría estepa
que no supo del peso
profundo de su cuerpo.
Perdido entre dunas
de sábanas vacías
y áridos uadis de almohadas.
La soledad me pregunta,
¿cómo inundará su perfume
los bullicios de aquellas
tierras lejanas?
Yo callo
y vuelvo a mi desierto,
a este desierto que sigue oliendo
a nada.
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