se marchitan las flores sin fruto
al solitario sol
de esta ribera.
No fluye
el amor sordo
que muere gritando.
No hay lengua
que hable del alma
a la luz oscura de esta hoguera
mientras su nombre resuene
vivo
allá lejos
en lontananza.
Sigue siendo
este amor quien calla
este amor quien calla
para no morirse
de pena.
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