viernes, 9 de diciembre de 2016

Inconexos los pasos
dentro de la cueva
en la que quedó
sin remedio,
aprisionada la risa.

Corazón que llora,
ingenuo y torpe,
vertiéndose en versos,
callándose en gritos,
gritando en silencios.

¡Idiota!,
¿No ves que nadie
sabrá nunca
mirarse en el espejo de tu llanto?.

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