¿Por qué dejaste desnuda tu alma?
¿Fue la catarsis necesaria?
Pobre Ingenuo,
nunca supiste desvelar lo que sentías.
No consigues encontrar cobijo porque
ningún remanso te da sosiego.
Será mejor que vuelvas al silencio,
a la sombra de la abadía,
a la vida del monje que medita
y deja de obstinarse en encontrar el camino.
No hay camino cuando las heridas están aún
abiertas.
Los sueños se desvanecen
agonizando en un leve hilo de esperanza.
Esperanza de saborear sus besos,
esperanza de sentir de nuevo sus abrazos.
Los sueños no se vislumbran
y el Amor empieza a gemir
herido de muerte.
Imagen: Paradiso Perduto, de Roberto Ferri (2011)
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