En este nido sellado
de desbandadas rosas
donde el tiempo huye
de todo sonido inerte y desolado,
busco insomne como boca callada
aquel lecho agazapado
de olvidadas dudas.
Rastreo tu huella
entre la incólume luz
que inunda mi regazo
y ciego distingo
el pálido rescoldo de tu ceniza,
pétrea sombra de hondo vacío
que las palabras tendieron
en aquella alcoba muerta de lino.