Como un mendigo
fui buscando
en la comisura roja
de tu turbante,
en la inalcanzable estrella
de tu espalda,
en la olvidada tos
de mis labios secos.
Perdidos en las calles de Barcelona,
evitábamos el destino
que marcan los peces
que siguen la corriente.
Nosotros nunca fuimos peces
ni seguimos ninguna corriente.
Como un mendigo
fui buscando tu beso,
un beso,
para perderme
en el infinito susurro
del tiempo.
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