Ahora que todo es silencio,
que ya acepté la soledad como fiel compañera,
ahora que la sombra tiñe con su manto
la escalera,
vuelvo a la mariposa
que sobrevuela tu vientre,
allá donde la vida renace de entre las cicatrices
y hay un ángel que despierta
la risa de aquella sirena.
Ahora que otros ojos la contemplan a ella,
yo continúo sordo de música y belleza.
La vida ya no es ansia
sino más bien
este leve traqueteo de roñosas ruedas
que no conocen el camino de vuelta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario