lunes, 4 de agosto de 2014

Amor, dulce muerte (fragmento desfigurado)

RETORNOS DEL AMOR RECIÉN APARECIDO 

Cuando tú apareciste, 
penaba yo en la entraña más profunda 
de una cueva sin aire y sin salida. 
Braceaba en lo oscuro, agonizando, 
oyendo un estertor que aleteaba 
como el latir de un ave imperceptible. 
Sobre mí derramaste tus cabellos 
y ascendí al sol y vi que eran la aurora 
cubriendo un alto mar en primavera. 
Fue como si llegara al más hermoso 
puerto del mediodía. Se anegaban 
en ti los más lucidos paisajes: 
claros, agudos montes coronados 
de nieve rosa, fuentes escondidas 
en el rizado umbroso de los bosques. 

Yo aprendí a descansar sobre tus hombros 
y a descender por ríos y laderas, 
a entrelazarme en las tendidas ramas 
y a hacer del sueño mi más dulce muerte.
Arcos me abriste y mis floridos años 
recién subidos a la luz, yacieron 
bajo el amor de tu apretada sombra, 
sacando el corazón al viento libre 
y ajustándolo al verde son del tuyo. 
Ya iba a dormir, ya a despertar sabiendo 
que no penaba en una cueva oscura, 
braceando sin aire y sin salida. 

Porque habías al fin aparecido. 

                                     
                               Rafael Alberti












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