no fue más que un interludio
una tregua
un breve descanso entre dos actos
tiempo
en el que se oyeron
cantos de sirena
que inundaron de risa
las callejas
anegaron de vida
las plazuelas
y colmaron de melodías
los recodos
pero
¡un instante!
y el abismo se precipitó
desvaneciendo sin remedio la luz
y tornando aquel espejismo
en exordio de brumas y estertores
preámbulo de lodos y malezas
de nuevo toca
pararse a recoger cenizas
y seguir navegando varado
este inmenso océano
lleno
de ausencias
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