Y yo la vi desvanecerse,
la vi fundirse en la distancia
hacerse sueño para siempre.
José Hierro
Será la risa
que iluminó el oscuro contraluz.
Será la miel
que derramaron mis ojos
en el interior de su cuarto.
Será el poema, será Pessoa.
Será la soleá que no quisieron
mis uñas que escuchara.
Será el miedo.
Será la espera.
Hoy, los avellanos
amanecieron sin fruto.
Volaron lejos,
muy lejos.
Mis pupilas lo sintieron.
Y después de tanto tiempo,
el pecho se abrió.
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