viernes, 26 de junio de 2015

Esta sombra de duda.
Estos pasos perdidos
hacia ninguna parte.
Este herir continuo.
Este caminar oculto
que no encuentra
a quien busca encontrarle.
Esta incapacidad
de soltar las palomas
del pecho.
Este vano intento
de poner las palabras precisas.
Esta eterna lágrima en el vientre.
Ese confundir absurdo
ante todo lo inmenso.
Esta pequeñez maquiavélica
postrada frente a mis rodillas.
Este orgullo quebrado.
Esta piel que se eriza.
Este incurrir del miedo
que morirá sin remedio
postrado en los algodones
ardientes de tu pecho.



domingo, 21 de junio de 2015

Dos sonetos de amor. (García Lorca)

EL POETA DICE LA VERDAD

Quiero llorar mi pena y te lo digo
para que tú me quieras y me llores
en un anochecer de ruiseñores
con un puñal, con besos y contigo.

Quiero matar al único testigo
para el asesinato de mis flores
y convertir mi llanto y mis sudores
en eterno montón de duro trigo.

Que no se acabe nunca la madeja
del te quiero me quieres, siempre ardida
con decrépito sol y luna vieja.

Que lo que no me des y no te pida
será para la muerte, que no deja
ni sombra por la carne estremecida.


SONETO DE LA DULCE QUEJA

Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que me pone de noche en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas, y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío.


No me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi Otoño enajenado.


Federico García Lorca en Sonetos del amor oscuro (1936)

jueves, 18 de junio de 2015

Es imposible
construir diques
y contener
el mar enfurecido
que habita
mis adentros.

Es inútil
tejer redes
con esta madeja
de nailon quebrado
y tratar de detener
las serpientes que reptan 
por estas entrañas.

Las tripas,
se hacen carne
entre tanto verso
y las invenciones,
resucitan en cada acorde
que suspira.

Arde
el interior de 
esta piel.

Inútil intento
de provocar
la muerte,
después de haber recibido
tanta vida.

miércoles, 10 de junio de 2015

Reales son
los desvelos,
las desganas,
las largas esperas,
las esperanzas.


Reales son
los viajes ansiados,
los libros en la maleta,
los mapas,
las guías.


Reales son
los acordes,
los arpegios,
los versos,
la Poesía.


Reales son
los hermosos acentos
que abren de nuevo
el pecho
cada mañana.


Todo lo demás,
es literatura.

Resucítame, amor,
haz que tus dedos
cubran de músculo y carne
este esqueleto.


Lléname de vida, amor,
haz que tu boca
colme de sangre
estas venas.


Sálvame de la muerte, amor,
haz que tus palabras
remuevan de nuevo
mi alma entera.


Revivámonos juntos, amor,
hagamos que nuestros cuerpos
arriben al puerto
donde se forje con vida
ésta, nuestra verdad.

martes, 9 de junio de 2015

Llénate de mí (Pablo Neruda)

Voz: Sâmara Araújo 
Música: Taranta





Llénate de mí.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora,
Soy el que pasó saltando sobre las cosas,
el fugante, el doliente.

Pero siento tu hora,
la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
la hora de las ternuras que no derramé nunca,
la hora de los silencios que no tienen palabras,
tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,
tu hora, medianoche que me fue solitaria.

Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
No, no quiero ser esto.
Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
Así crucificaron mi dolor una tarde.

Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.
Mi corazón no debe callar hoy o mañana.
Debe participar de lo que toca,
debe ser de metales, de raíces, de alas.
No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,
no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.

No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.
Entonces gritaría, lloraría, gemiría.

No puede ser, no puede ser.
Quién iba a romper esta vibración de mis alas?
Quién iba a exterminarme? Qué designio, qué? palabra?
No puede ser, no puede ser, no puede ser.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.
Tienes de mí ese sello de avidéz no saciada.
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
Vamos juntos. Rompamos este camino juntos.
Ser? la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrificarme.
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.

Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,
inundando las tierras como un río terrible,
desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos,
destrozando,
quemando,
arrasando
como una lava loca lo que existe,
correr fuera de mi mismo, perdidamente,
libre de mí, Curiosamente libre.
¡Irme, Dios mío, irme!

Pablo Neruda
Quiero descubrir el tesoro
que se oculta tras la jaula
de tus pechos.

Quiero perder el rumbo
entre los vastos páramos
de tus muslos.

Quiero saborear los jugos
que emanan del inhóspito río
de tus entrañas.

Quiero ahogarme
en el pantanoso humedal
que yace bajo tu vientre.

Deja que mis labios se fundan
entre tu cuello
y que mis dedos se quemen
en el volcán ardiente de tu
misterio.

Deja que mi piel
seque las salinas de
tu espalda
y que mi mano
recorra sin descanso
los bosques ahoyados
de tu pelo.

Rozándote,
soñándote,
quiero que
la muerte me sorprenda
en estas guerras
y que me entierres
sin duelo
a los pies mismos de tu
bendita belleza.