sábado, 25 de julio de 2015

Soneto LXVI (Pablo Neruda)

Voz: Sâmara Araújo 
Música: Improvisación




NO TE QUIERO sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.
Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.
Tal vez consumirá la luz de enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.
En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.



domingo, 19 de julio de 2015

Esta incapacidad
para decirte que mis calabozos
no eran cárceles
sino abrazos de fuego y llanto.
Esta ceguera
que me impidió ver tu pozo
como una nueva primavera
en lugar de como un
antiguo invierno.
Este maldito miedo
que no deja dibujarte
mis imágenes,
ni gritarte
de Amor
si no es
para mis adentros.
Perdí el miedo al silencio;
a ese silencio
que mata y destruye,
ese silencio que no responde cuando le preguntan
y es capaz de olvidar todo un pasado.

Comprendí que existe un silencio
necesario, creador,
que sitúa la vida de plano,
que pausa las rápidas
olas de los impulsos
y sosiega el alma entre sus brazos.

A veces,
como en aquellas notas
de mis dedos,
el silencio grita
con un atronador sollozo
de calma.

jueves, 16 de julio de 2015

Ven, siempre ven - Vicente Aleixandre

No te acerques. Tu frente, tu ardiente frente, tu encendida frente,
las huellas de unos besos,
ese resplandor que aun de día se siente si te acercas,
ese resplandor contagioso que me queda en las manos,
ese río luminoso en que hundo mis brazos,
en el que casi no me atrevo a beber, por temor después a ya una dura vida de lucero.

No quiero que vivas en mí como vive la luz,
con ese ya aislamiento de estrella que se une con su luz,
a quien el amor se niega a través del espacio
duro y azul que separa y no une,
donde cada lucero inaccesible
es una soledad que, gemebunda, envía su tristeza.

La soledad destella en el mundo sin amor.
La vida es una vívida corteza,
una rugosa piel inmóvil,
donde el hombre no puede encontrar su descanso,
por más que aplique su sueño contra un astro apagado.

Pero tú no te acerques. Tu frente destellante, carbón encendido que me arrebata a la propia conciencia,
duelo fulgúreo en que de pronto siento la tentación de morir,
de quemarme los labios con tu roce indeleble,
de sentir mi carne deshacerse contra tu diamante abrasador.

No te acerques, porque tu beso se prolonga como el choque imposible de las estrellas,
como el espacio que súbitamente se incendia,
éter propagador donde la destrucción de los mundos
es un único corazón que totalmente se abrasa.

Ven, ven, ven como el carbón extinto oscuro que encierra una muerte;
ven como la noche ciega que me acerca su rostro;
ven como los dos labios marcados por el rojo,
por esa línea larga que funde los metales.

Ven, ven, amor mío; ven, hermética frente, redondez casi rodante
que luces como una órbita que va a morir en mis brazos;
ven como dos ojos o dos profundas soledades,
dos imperiosas llamadas de una hondura que no conozco.

¡Ven, ven, muerte, amor; ven pronto, te destruyo;
ven, que quiero matar o amar o morir o darte todo;
ven, que ruedas como liviana piedra,
confundida como una luna que me pide mis rayos!


"La Destrucción o el Amor" (1932-33)
 Vicente Aleixandre

domingo, 5 de julio de 2015

Tus ojos me dirán
que amaneció
un nuevo día.
Tu pelo,
romperá sus olas
en los acantilados de mis
embriagadas manos.
Mis dedos,
llenarán tu pecho
con aquellas bulerías.
Y mi alma,
quebrada,
ansiosa de tu droga,
rendida sin lucha
frente a tus acentos,
se mostrará
libre,
desnuda,
bella,
omnipotente.
Y ya nada permitirá
que yo siga siendo
este inválido ciego.

viernes, 3 de julio de 2015

Mi mortaja
se envuelve entre sus
hoyuelos sonrojados.

Mi nicho se cava
en esos sollozos entrecortados.

Sé que la muerte,
está allanandome un sitio
en su regazo.

Quizá sea porque
este amor,
anda matando
de tanta vida.

El Miedo-Alejandra Pizarnik

Voz: Sâmara Araújo 
Música: Córdoba (Soleá)




En el eco de mis muertes
aún hay miedo.
¿Sabes tú del miedo?
Sé del miedo cuando digo mi nombre.
Es el miedo,
el miedo con sombrero negro
escondiendo ratas en mi sangre,
o el miedo con labios muertos
bebiendo mis deseos.
Sí. En el eco de mis muertes
aún hay miedo.

 Alejandra Pizarnik