Esta incapacidad
para decirte que mis calabozos
no eran cárceles
sino abrazos de fuego y llanto.
Esta ceguera
que me impidió ver tu pozo
como una nueva primavera
en lugar de como un
antiguo invierno.
Este maldito miedo
que no deja dibujarte
mis imágenes,
ni gritarte
de Amor
si no es
para mis adentros.
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