Un atril en ciernes
es la palabra liberadora
que no se olvidó
que no se olvidó
de tu nombre.
Será el chapoteo de las dunas
contra la roca de la caleta,
o mis ojos hundidos en el vientre
que se pierden en ese mar
de aristas insondables.
Habrá ya quien responda a la duda,
que más niebla en la mañana
hará amanecer tu sombra.
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