Azules vidas engulles,
a cada instante de tu
mísera existencia.
Siempre necesitando
carne fresca
con la que alimentar los motores
que mantienen erguidos
los pilares de tu esencia.
Azules vidas que evitan el cese
de ese jadeo incesante
que es el traquetear de tu
presencia.
Insaciables se presentan
tus notorias entrañas.
Humo de vapores oscenos
y calores acomodados en tus senos.
Odiosa madre
de la que pocos
consiguen librarse cuerdos.
Necesaria bestia
donde sólo tus esclavos
consiguen sobrevivir
a golpe de monótonos movimientos
que alienan la mente
y los cuerpos.
Asquerosa alimaña hecha de
sangre,
sudor
y miedos.
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