No pintarán más tu rostro
las negras plumas del pájaro
y no habrá más senda rugosa
bajo estos pastos quemados.
Viento que viene de frente
y que con fuerza
despeja el sembrado,
hojas de pálido aliño
que eliminan llanto y quebranto.
Camina el quejicoso olvido
ante tu altar dorado
y duelen las bellas nubes
que deja tu manto bordado.
Diosa que no conseguiste ser
y sin ser, ha sido dado.
Despliega las alas y corre
tras ese sueño quebrado.
Despega con paso firme,
¡vuela!
¡sigue volando!
Que yo seguiré perenne
tras mi ventana acechando,
viendo cómo el horizonte
te va alejando de mi lado.
Despliega las alas y corre
tras ese sueño quebrado,
que yo seguiré perenne
tras mi ventana acechando.
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