Malditos recuerdos
éstos que ahora mi piel extraña,
saboreando de nuevo insolente
el jugo de tus extensas estepas
ardientes.
Roces olvidados
de besos ya lejanos
que sordos asoman en aquel
angosto poniente.
Palabras tercas susurradas al oído,
que vuelven envueltas
en paños de humo
y hondas memorias
que al recordar estremecen.
Antiguas piernas entretejidas
al calor de pastos prohibidos
de cuerpos húmedos y aromas turgentes,
que jamás volveremos a revivir
en nuestro viejo rincón sedimentado.
Malditos recuerdos
que al recordar estremecen.
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