Para cuando te canses
de besos baratos,
de amores sin fuego,
de miradas sin brillo,
de palabras sin vuelo,
de músicas insulsas,
de sudores sin frío,
de lágrimas podridas,
de rayuelas sin recreo.
Para cuando no soportes
los abrazos sin insomnio,
los te quiero con babas,
los te extraño sin duelo.
Las mentiras de hiel,
las hileras de cieno,
los pedacitos de luna
que nunca existieron.
Para cuando te hartes de
naftalina en el ron
y de whisky con sabor a caramelo,
y tus pies tropiecen
con ese papel tapiz
que va empapelando tu suelo.
Quizá para entonces,
aún siga sentado
en esta silla de acero,
esperando enterrarme vivo
bajo las negras dunas de tu cabello,
y atar con tus ojos
mis manos
a la comisura oscura
de nuestro sueño.
Quizá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario