lunes, 28 de marzo de 2016

El paso de los años
no es más que esto;
una solitaria cena
en compañía
de un vaso de vino añejo,
unas cuerdas de guitarra oxidadas
que ya no encuentran el calor olvidado
de mi pecho,
Kurosawa golpeando
mi frente y
las hojas un libro
medio muerto,
el recuerdo de unos ojos
eternos.
Esto
y nada más que esto,
es el paso absurdo
de mis años.


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