lunes, 30 de junio de 2014

Puede que uno acabe por darse cuenta
de que al fin y al cabo,
la soledad
seguirá siendo fiel compañera
en este largo viaje
sin mapas ni destino marcado.

Y aunque siempre seguirá habiendo
luz al final del túnel,
y pechos donde sentirse descansado,
y besos que curen las heridas de golpes recibidos,
y ojos que indiquen el camino cuando se anda vagabundeando.

No habrá más equipaje,
que los propios pies descalzos,
y un caparazón de piel
forjada en profundos rasguños
de penetrantes cuchillos afilados.

Puede que uno,
al final,
acabe por darse cuenta.

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