miércoles, 21 de enero de 2015

"Wovon man nicht sprechen kann, darüber muß man schweigen."
Ludwig Wittgenstein


'Si sufres, sufre callando, hijo mío',
solía decirme mi abuela.

Y yo, me impongo el silencio como castigo,
el callar como redención,
la ausencia de palabras como penitencia.

En aquella esquina, solo se escucharán nocturnos de Chopin,
en esta habitación, la rabia de Coltrane,
en la otra, sus poemas.
Bajo mi almohada,
la inversión de ese acorde que altera mi digestión.
Solo eso.

El silencio será penicilina.

Porque por más que diga,
no tendré nunca razón,
y si la tuviera,
¡Qué le importa a nadie mi opinión!
¡Acaso es más válida que la de otros!
Los púlpitos no se hicieron para mis zapatos.

Ya hablará Almudena por mí porque ella es hermosa,
sin embargo, mi voz...

A veces, las sílabas se agolpan en mi boca
y balbuceo,
pero la garganta se me acaba rompiendo de vileza.

'No publiques tu pena, aunque te esté ahogando, que nadie se ría de ella'.

Mi abuela, siempre me aconsejaba bien.

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