Menos mal
que hoy me querías,
y dejaste
que mis dedos recorrieran
acariciando
las eternidades de tu brazo.
Porque no estabas fría,
y de tu boca
salieron flechas
que en mi estómago
clavaron su astil.
Y mis ojos cerrados
vieron,
en ese arpegio quebrado,
tu nido.
Y mi pecho te sentía
mientras lloraba la palma
de mi mano derecha.
Menos mal
que hoy me querías,
porque hoy,
de veras,
te necesitaba.
“Muevan su cuerpo levemente hacia adelante para apoyar la guitarra contra su pecho, la poesía de la música debe resonar en su corazón.” (Andrés Segovia) "Escribir es defender la soledad en que se está." (María Zambrano)
jueves, 29 de mayo de 2014
miércoles, 28 de mayo de 2014
Las manos sangran,
y jamás volveré a tocar
la nota
que colmó de grises
las altas colinas de tu boca.
El pecho gruñe,
y en el oscuro jardín
de mis uñas,
robustas y erguidas,
gimen las tristes orquídeas
ante el altar de tus lirios.
Las fuentes aman,
y en las gotas
que rebosan
el whisky de mi risa
nunca dejaré que
vuelvan a volar
aquellas mariposas
de alas ahuesadas.
Y el olvido descansa
sobre mi hombro
cuando desnudo me sumerjo
en el hermoso vivero
de tu mundo.
y jamás volveré a tocar
la nota
que colmó de grises
las altas colinas de tu boca.
El pecho gruñe,
y en el oscuro jardín
de mis uñas,
robustas y erguidas,
gimen las tristes orquídeas
ante el altar de tus lirios.
Las fuentes aman,
y en las gotas
que rebosan
el whisky de mi risa
nunca dejaré que
vuelvan a volar
aquellas mariposas
de alas ahuesadas.
Y el olvido descansa
sobre mi hombro
cuando desnudo me sumerjo
en el hermoso vivero
de tu mundo.
domingo, 25 de mayo de 2014
miércoles, 21 de mayo de 2014
Perdedores
La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce.
Jorge Luis Borges.
Sus andares les delatan y las enormes ojeras desvelan el hado que a cada paso les acompaña.
Si uno se detuviera por un instante a observarles con disimulado cuidado, daría debida cuenta del mal que les aqueja en cada momento. Sólo con mirar el rictus de sus rostros, se detectaría de inmediato si esa derrota que deja de nuevo a su equipo en una situación comprometida, o si aquel ansiado ascenso en la oficina, que al final fue a parar a ese compañero incompetente, les anda perturbando. O si, como las más de las veces les ocurre, esa mujer, de la que llevaban tanto tiempo enamorados, acabó yéndose con aquel cretino, algo más apuesto y desde luego mucho más valiente y ducho en las artes de la seducción y el engaño.
Pero contrariamente a lo que se pudiera pensar, ellos no andan mendigando compasión, ni arrastrándose como locos tras las migajas que los ganadores andan dejando a sus espaldas. Y se podrá ver en el brillo de sus ojos, un atisbo de aquello que daríamos en llamar alegría, cuando su equipo, sea capaz siquiera de cosechar un mísero empate con su juego ramplón, que les aleje algo de los puestos de descenso, o cuando un escueto 'gracias' reconozca un trabajo bien hecho y un esfuerzo recompensado, o cuando ella, aun estando con aquel cretino, se acuerde de enviarle un mensaje de felicitaciones por su cumpleaños.
Éstas seguirán siendo sus pequeñas victorias, las mismas que siempre les seguirán sabiendo a miel en los labios.
martes, 20 de mayo de 2014
Hay mañanas
en que mi espalda
no echa de menos tus manos,
mi cuello
apenas recuerda tus labios
y tu pelo
deja de inundar
de sueños mi almohada.
Hay mañanas inútiles
en que mis dedos
no encuentran el acorde
con el que acabar
esa progresión de mayores.
Hay mañanas
en que desearía
que volvieras a conquistarme
de nuevo.
en que mi espalda
no echa de menos tus manos,
mi cuello
apenas recuerda tus labios
y tu pelo
deja de inundar
de sueños mi almohada.
Hay mañanas inútiles
en que mis dedos
no encuentran el acorde
con el que acabar
esa progresión de mayores.
Hay mañanas
en que desearía
que volvieras a conquistarme
de nuevo.
sábado, 17 de mayo de 2014
viernes, 16 de mayo de 2014
Domingo en Harlem
Jamás sierpe, ni cebra, ni mula
palidecieron al morir.
Federico García Lorca
Las mañanas de domingo
en Harlem,
se tiñen de ocres claros
y ébanos brillantes,
que se visten con sombreros
de nieve
y trajes azul cobalto,
incrustados en pieles zaínas
de gotas caoba
y terrosos mantos.
Las mañanas de domingo
en Harlem,
huelen a fogones
de Madagascar, Camerún y Etiopía,
aliñados con
hojas de Adansonia quemado.
Las mañanas de domingo
en Harlem,
suenan a Gospel
y a síncopas de 6/8,
a samples de 2pac,
a Miles con su trompeta
y a Mingus con su contrabajo,
y en el Apollo se siguen escuchando
los cantes de Aretha, Ella, Etta,
Stevie, James y los Jackson.
En las mañanas de domingo
en Harlem,
aún resuenan los discursos
de Marcus, Martin y Malcolm,
que mantienen orgullosa la belleza
del color que inunda
los balcones del barrio.
en Harlem,
África se mueve
al compás del baile
de los niños en las calles,
y se despereza alegre,
en el mismo ombligo del mundo,
intentado despertar de su largo letargo.
domingo, 11 de mayo de 2014
Pregnant & homeless
Pregnant & homeless
gritaba en tu silencio
el cartón ajado
que colgada del negro soportal
de tu pecho.
Y acurrucados en la esquina varada
de tu brazo derecho,
oscuros ojos opacos
de perro tísico y hambriento
sufrían la misma asquerosa miseria
que tu alma soportaba.
Y tu estado no se actualizó en
Facebook,
y en las pantallas de Times Square
no aparecía tu nombre
tras los valores del NASDAQ.
Pregnant & homeless
seguía gritando tu silencio
entre un constante vómito
de luces de Broadway
y hermosas modelos
de belleza calculada.
Ni la melodía
de aquel saxo
que improvisaba a Trane
en la 42nd con Lexington,
ni la música africana
que resonaba en Grand Central,
evitó que tú siguieses estando
pregnant & homeless
y que ninguno de nosotros
la cabeza
siquiera girara.
domingo, 4 de mayo de 2014
Quizá
nunca llegue a escuchar
tu risa
resonando
por los rincones de mi casa,
que seguirá siendo
desvelo.
Quizá
nunca permitas
que abone tu jardín
para que tus verdes
no marchiten,
y tus ramas
florezcan fuertes
cada deshielo.
Y nunca quieras
asomarte a mis ventanas
desde donde podrás ver
la luz brillante
de todos los soles de verano.
Y quizá,
algún día,
exhausto de tanto navegar,
acabe naufragando
en este mar que frente a mí
no deja que sienta
la blanca pleamar de
tu brisa.
nunca llegue a escuchar
tu risa
resonando
por los rincones de mi casa,
que seguirá siendo
desvelo.
Quizá
nunca permitas
que abone tu jardín
para que tus verdes
no marchiten,
y tus ramas
florezcan fuertes
cada deshielo.
Y nunca quieras
asomarte a mis ventanas
desde donde podrás ver
la luz brillante
de todos los soles de verano.
Y quizá,
algún día,
exhausto de tanto navegar,
acabe naufragando
en este mar que frente a mí
no deja que sienta
la blanca pleamar de
tu brisa.
sábado, 3 de mayo de 2014
viernes, 2 de mayo de 2014
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