Pregnant & homeless
gritaba en tu silencio
el cartón ajado
que colgada del negro soportal
de tu pecho.
Y acurrucados en la esquina varada
de tu brazo derecho,
oscuros ojos opacos
de perro tísico y hambriento
sufrían la misma asquerosa miseria
que tu alma soportaba.
Y tu estado no se actualizó en
Facebook,
y en las pantallas de Times Square
no aparecía tu nombre
tras los valores del NASDAQ.
Pregnant & homeless
seguía gritando tu silencio
entre un constante vómito
de luces de Broadway
y hermosas modelos
de belleza calculada.
Ni la melodía
de aquel saxo
que improvisaba a Trane
en la 42nd con Lexington,
ni la música africana
que resonaba en Grand Central,
evitó que tú siguieses estando
pregnant & homeless
y que ninguno de nosotros
la cabeza
siquiera girara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario