Reducir los niveles de colesterol en sangre
Y los de alcohol en el hígado
Ejercicio, con moderación
Disfrutar de sus ojos
Ser un buen tito, por partida doble
Encontrar el maldito acorde
Enfrentarme, definitivamente, a la mixolidia
Releer Rayuela
Retomar a Dostoyevski
Reencontrarme con Whitman
Reescuchar a Coleman
Oporto, Delhi, Katmandú
Controlar mis prontos
Y mis ansiedades
Bajar mis malos humos
Dejar de ser un gilipollas sin remedio
Soltar lastre
Vigilar mi ortografía
Soñar
Llorar más a menudo
Reírme sin trabas
Dejar que me besen
Besar
Dejar que me abracen
Abrazar
Dejar que me quieran
Abandonar el miedo a querer sin mesura
Evitar hacerme tanto daño
Moderar la culpa
Empezar a quererme sin más
No volver a escribir estupideces
como ésta
“Muevan su cuerpo levemente hacia adelante para apoyar la guitarra contra su pecho, la poesía de la música debe resonar en su corazón.” (Andrés Segovia) "Escribir es defender la soledad en que se está." (María Zambrano)
miércoles, 31 de diciembre de 2014
domingo, 28 de diciembre de 2014
Tosca alegoría del Pathos
Enjambre urdido entre saliva mordiente
Cuánta inútil semblanza
Cuánto descabello oportuno
Atravieso con mi daga la cerviz
de aquellos que se agazapan en esquinas podridas
De sus bocas caerán las lágrimas que me faltan
y de cada esputo, los besos que mi boca necesita
Egos enchidos de herrumbre
incapaces de ver más allá
del vivo retrato de Tánatos.
Enjambre urdido entre saliva mordiente
Cuánta inútil semblanza
Cuánto descabello oportuno
Atravieso con mi daga la cerviz
de aquellos que se agazapan en esquinas podridas
De sus bocas caerán las lágrimas que me faltan
y de cada esputo, los besos que mi boca necesita
Egos enchidos de herrumbre
incapaces de ver más allá
del vivo retrato de Tánatos.
sábado, 20 de diciembre de 2014
'Vivre, c'est faire vivre l'absurde.'
Albert Camus
Los halagos son absurdos.
Las palabras delicadas son absurdas.
Las medias tintas son absurdas.
La misma cantinela es absurda.
Las borracheras sin delirio son absurdas.
La alegría incontenida es absurda.
Los amores sin olvido son absurdos.
La métrica, las rimas, los acordes menores son absurdos.
Las guerras en son de paz son absurdas.
Las banderas y las patrias son absurdas.
Los salvadores, los héroes, los mártires son absurdos.
Las leyes y las mordazas son absurdas.
Los yo sin ti son absurdos.
Los tú sin mí son sensatos.
viernes, 19 de diciembre de 2014
miércoles, 17 de diciembre de 2014
lunes, 15 de diciembre de 2014
CARTA PARA UN HASTA LUEGO DESESPERADO
Querida René:
No sé por qué, pero ayer tarde me dio por echarte de menos. Es verdad que desde que volví a saber de ti, vienes a mi memoria de manera recurrente, pero ayer, te eché especialmente de menos. Tanto fue así que un repentino impulso me llevó, después de tanto tiempo sin poder hacerlo, a recorrer de nuevo las calles por las que anduvimos aquella, la última noche, ¿recuerdas?
Mucho ha pasado desde entonces, y muchos han sido los recovecos por los que nos ha conducido la vida, pero hay cosas que no se olvidan con facilidad, y yo aún conservo vívidos los recuerdos de ese caluroso día de agosto en el que Montmartre, intentó mostrarse sublime para despedirse de nosotros.
He de reconocerte sin embargo, que el paseo no me resultó del todo agradable. Quizá fuese el frío de febrero no siempre me sentó bien, pero pasó que aquellos lugares, me resultaron extraños. Sin duda el tiempo, ha conseguido hacer mella en esos adoquines que antaño gustaban tanto de ser transitados, y hasta los balcones, parecían haber perdido la fuerza y el vigor con los que un día sujetaban esas macetas repletas de gardenias, rododendros y petunias.
Pero por extraños que me parecieran, ahí seguían estando los mismos rincones de entonces.
La misma terraza de la Place des Abbesses, donde, como aquel día en el que me fijé en ti, apenas pude articular palabra observando cómo tu melena rubia, descansaba sobre ese hombro desnudo.
Las mismas escaleras de la Rue Foyatier, donde te tendía la mano a cada escalón para evitar que tu tobillo izquierdo, aún maltrecho por un último percance con la bicicleta, tuviese que apoyarse demasiado sobre el suelo.
La misma explanada frente a Sacré-Coeur, desde donde admiramos Quartier Latin, mientras intentabas convencerme de que abandonara mis lecturas de Nietzsche. "No conseguirás amar bien a nadie, si no dejas de leerlo", me decías, intentando persuadirme con tu eterna sonrisa y tu mirada de gata. Nunca sabrás, cuánta razón llevabas.
El mismo bar de la Rue de Steinkerque, donde bebimos aquel whisky barato que nos supo a gloria, mientras de fondo, un enorme Mingus, interpretaba Sophisticated Lady. Recuerdo que por entonces, él tenía previsto dar un par de conciertos en el Théâtre des Champs-Élysées, y surgió la idea de hacernos con unas entradas e ir juntos a verlo, pero nunca llegamos a hacerlo.
Y por supuesto, allí seguía estando la odiosa estación de metro de Anvers, hasta donde te acompañé para ver cómo te perdías al bajar las escaleras que daban al andén. En aquel mismo instante, mi intuición me dijo que esa sería la última vez que te vería. No se equivocó.
Después de aquella tarde, un par de llamadas frías, otras tantas cartas en las que hablábamos de nada, y poco a poco, nos fuimos echando en el olvido.
Yo, como siempre, procuré enfrentar la situación, aplicando la máxima kantiana del 'Das Glück ist nicht ein ideal der Vernunft, sondern der Phantasie', e intenté no ir más allá de lo que la razón obligaba. Pero no fue fácil. Contigo, nunca fue fácil utilizar la razón.
Miles de preguntas me hice procurando buscar respuestas a lo que nos ocurrió. Intenté convencerme de que un tipo como yo, nacido en Trappes y curtido entre humos de fábrica y olores a incineradora, jamás hubiera podido congeniar con alguien de costumbres tan parisinas. Pero al final, siempre acababa viniéndome a la cabeza, esa copla que mi padre solía cantar por seguiriyas cuando se juntaba con sus compatriotas, exiliados españoles, y que decía:
Tú no tienes la culpa
ni yo a ti te culpo
te lo alevantan
tienen la culpa esas malas lenguas
que andan por el mundo.
Con el tiempo, he llegado a la conclusión de que la culpable de todo fue la propia Montmartre, por no haber sido capaz de mostrarse, aquella tarde, todo lo sublime que nosotros habríamos necesitado.
Sin más, se despide de ti hasta una próxima, aquel que aún en secreto te aprecia.
Olivier
viernes, 28 de noviembre de 2014
Preludios-Intensos para os Desmemoriados do Amor (Hilda Hilst)
Voz: Sâmara Araújo
Música: Improvisación por Malagueñas
II
Música: Improvisación por Malagueñas
I
Toma-me. A tua boca de linho sobre a minha boca
Austera. Toma-me AGORA, ANTES
Antes que a carnadura se desfaça em sangue, antes
Da morte, amor, da minha morte, toma-me
Crava a tua mão, respira meu sopro, deglute
Em cadência minha escura agonia.
Austera. Toma-me AGORA, ANTES
Antes que a carnadura se desfaça em sangue, antes
Da morte, amor, da minha morte, toma-me
Crava a tua mão, respira meu sopro, deglute
Em cadência minha escura agonia.
Tempo do corpo este tempo, da fome
Do de dentro. Corpo se conhecendo, lento,
Um sol de diamante alimentando o ventre,
O leite da tua carne, a minha
Fugidia.
E sobre nós este tempo futuro urdindo
Urdindo a grande teia. Sobre nós a vida
A vida se derramando. Cíclica. Escorrendo.
Do de dentro. Corpo se conhecendo, lento,
Um sol de diamante alimentando o ventre,
O leite da tua carne, a minha
Fugidia.
E sobre nós este tempo futuro urdindo
Urdindo a grande teia. Sobre nós a vida
A vida se derramando. Cíclica. Escorrendo.
Te descobres vivo sob um jogo novo.
Te ordenas. E eu deliquescida: amor, amor,
Antes do muro, antes da terra, devo
Devo gritar a minha palavra, uma encantada
Ilharga
Na cálida textura de um rochedo. Devo gritar
Digo para mim mesma. Mas ao teu lado me estendo
Imensa. De púrpura. De prata. De delicadeza.
Te ordenas. E eu deliquescida: amor, amor,
Antes do muro, antes da terra, devo
Devo gritar a minha palavra, uma encantada
Ilharga
Na cálida textura de um rochedo. Devo gritar
Digo para mim mesma. Mas ao teu lado me estendo
Imensa. De púrpura. De prata. De delicadeza.
II
Tateio. A fronte. O braço. O ombro.
O fundo sortilégio da omoplata.
Matéria-menina a tua fronte e eu
Madurez, ausência nos teus claros
Guardados.
O fundo sortilégio da omoplata.
Matéria-menina a tua fronte e eu
Madurez, ausência nos teus claros
Guardados.
Ai, ai de mim. Enquanto caminhas
Em lúcida altivez, eu já sou o passado.
Esta fronte que é minha, prodigiosa
De núpcias e caminho
É tão diversa da tua fronte descuidada.
Em lúcida altivez, eu já sou o passado.
Esta fronte que é minha, prodigiosa
De núpcias e caminho
É tão diversa da tua fronte descuidada.
Tateio. E a um só tempo vivo
E vou morrendo. Entre terra e água
Meu existir anfíbio. Passeia
Sobre mim, amor, e colhe o que me resta:
Noturno girassol. Rama secreta.
E vou morrendo. Entre terra e água
Meu existir anfíbio. Passeia
Sobre mim, amor, e colhe o que me resta:
Noturno girassol. Rama secreta.
jueves, 20 de noviembre de 2014
Viendo cómo transcurren los hechos,
puede que uno,
acabe ahogado en una mala borrachera,
agotado de ver albores con insomnio,
o con las entrañas carcomidas por algún virus asceta.
Puede que, tal y como andan las cosas,
uno deba acostumbrarse
a dormitar almohadas de ausencia,
a transitar habitaciones huecas de palabras,
a engullir acordes, ausentes de dolores de pecho y de cabeza.
Tal y como evolucionan las heridas,
puede llegar un día
en el que se esté hecho
de olvido,
de vanas esperanzas,
de alucinaciones sin sentido,
de deseos de volver a ser lo que en tiempos pretéritos se era.
O puede
que tal vez,
todo eso,
no sean más que las merecidas consecuencias
de este andar por las aristas de los caminos,
sin haber aprendido a vivir
sus incertidumbres,
ni dejar de sentir el miedo a
sus tirarse al vacío.
Sin saber cómo aguantar más
sus putadas,
y no ser capaz de disfrutar nunca con
sus bellos delirios.
puede que uno,
acabe ahogado en una mala borrachera,
agotado de ver albores con insomnio,
o con las entrañas carcomidas por algún virus asceta.
Puede que, tal y como andan las cosas,
uno deba acostumbrarse
a dormitar almohadas de ausencia,
a transitar habitaciones huecas de palabras,
a engullir acordes, ausentes de dolores de pecho y de cabeza.
Tal y como evolucionan las heridas,
puede llegar un día
en el que se esté hecho
de olvido,
de vanas esperanzas,
de alucinaciones sin sentido,
de deseos de volver a ser lo que en tiempos pretéritos se era.
O puede
que tal vez,
todo eso,
no sean más que las merecidas consecuencias
de este andar por las aristas de los caminos,
sin haber aprendido a vivir
sus incertidumbres,
ni dejar de sentir el miedo a
sus tirarse al vacío.
Sin saber cómo aguantar más
sus putadas,
y no ser capaz de disfrutar nunca con
sus bellos delirios.
lunes, 10 de noviembre de 2014
Defensa de la alegría (Mario Benedetti)
Voz: Sâmara Araújo
Música: Improvisación por Bulerías
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
Música: Improvisación por Bulerías
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
sábado, 8 de noviembre de 2014
no fue más que un interludio
una tregua
un breve descanso entre dos actos
tiempo
en el que se oyeron
cantos de sirena
que inundaron de risa
las callejas
anegaron de vida
las plazuelas
y colmaron de melodías
los recodos
pero
¡un instante!
y el abismo se precipitó
desvaneciendo sin remedio la luz
y tornando aquel espejismo
en exordio de brumas y estertores
preámbulo de lodos y malezas
de nuevo toca
pararse a recoger cenizas
y seguir navegando varado
este inmenso océano
lleno
de ausencias
una tregua
un breve descanso entre dos actos
tiempo
en el que se oyeron
cantos de sirena
que inundaron de risa
las callejas
anegaron de vida
las plazuelas
y colmaron de melodías
los recodos
pero
¡un instante!
y el abismo se precipitó
desvaneciendo sin remedio la luz
y tornando aquel espejismo
en exordio de brumas y estertores
preámbulo de lodos y malezas
de nuevo toca
pararse a recoger cenizas
y seguir navegando varado
este inmenso océano
lleno
de ausencias
viernes, 31 de octubre de 2014
Tabaquería, de Álvaro de Campos (Fernando Pessoa)
Voz: Sâmara Araújo
Música: Improvisación por Taranta
Música: Improvisación por Taranta
Tabacaria
Não sou nada.
Nunca serei nada.
Não posso querer ser nada.
À parte isso, tenho em mim todos os sonhos do mundo.
Nunca serei nada.
Não posso querer ser nada.
À parte isso, tenho em mim todos os sonhos do mundo.
Janelas do meu quarto,
Do meu quarto de um dos milhões do mundo que ninguém sabe quem é
(E se soubessem quem é, o que saberiam?),
Dais para o mistério de uma rua cruzada constantemente por gente,
Para uma rua inacessível a todos os pensamentos,
Real, impossivelmente real, certa, desconhecidamente certa,
Com o mistério das coisas por baixo das pedras e dos seres,
Com a morte a pôr humidade nas paredes e cabelos brancos nos homens,
Com o Destino a conduzir a carroça de tudo pela estrada de nada.
Do meu quarto de um dos milhões do mundo que ninguém sabe quem é
(E se soubessem quem é, o que saberiam?),
Dais para o mistério de uma rua cruzada constantemente por gente,
Para uma rua inacessível a todos os pensamentos,
Real, impossivelmente real, certa, desconhecidamente certa,
Com o mistério das coisas por baixo das pedras e dos seres,
Com a morte a pôr humidade nas paredes e cabelos brancos nos homens,
Com o Destino a conduzir a carroça de tudo pela estrada de nada.
Estou hoje vencido, como se soubesse a verdade.
Estou hoje lúcido, como se estivesse para morrer,
E não tivesse mais irmandade com as coisas
Senão uma despedida, tornando-se esta casa e este lado da rua
A fileira de carruagens de um comboio, e uma partida apitada
De dentro da minha cabeça,
E uma sacudidela dos meus nervos e um ranger de ossos na ida.
Estou hoje lúcido, como se estivesse para morrer,
E não tivesse mais irmandade com as coisas
Senão uma despedida, tornando-se esta casa e este lado da rua
A fileira de carruagens de um comboio, e uma partida apitada
De dentro da minha cabeça,
E uma sacudidela dos meus nervos e um ranger de ossos na ida.
Estou hoje perplexo, como quem pensou e achou e esqueceu.
Estou hoje dividido entre a lealdade que devo
À Tabacaria do outro lado da rua, como coisa real por fora,
E à sensação de que tudo é sonho, como coisa real por dentro.
Estou hoje dividido entre a lealdade que devo
À Tabacaria do outro lado da rua, como coisa real por fora,
E à sensação de que tudo é sonho, como coisa real por dentro.
Falhei em tudo.
Como não fiz propósito nenhum, talvez tudo fosse nada.
A aprendizagem que me deram,
Desci dela pela janela das traseiras da casa.
Fui até ao campo com grandes propósitos,
Mas lá encontrei só ervas e árvores,
E quando havia gente era igual à outra.
Saio da janela, sento-me numa cadeira. Em que hei-de pensar?
Como não fiz propósito nenhum, talvez tudo fosse nada.
A aprendizagem que me deram,
Desci dela pela janela das traseiras da casa.
Fui até ao campo com grandes propósitos,
Mas lá encontrei só ervas e árvores,
E quando havia gente era igual à outra.
Saio da janela, sento-me numa cadeira. Em que hei-de pensar?
Que sei eu do que serei, eu que não sei o que sou?
Ser o que penso? Mas penso ser tanta coisa!
E há tantos que pensam ser a mesma coisa que não pode haver tantos!
Génio? Neste momento
Cem mil cérebros se concebem em sonho génios como eu,
E a história não marcará, quem sabe?, nem um,
Nem haverá senão estrume de tantas conquistas futuras.
Não, não creio em mim.
Em todos os manicómios há doidos malucos com tantas certezas!
Eu, que não tenho nenhuma certeza, sou mais certo ou menos certo?
Não, nem em mim…
Em quantas mansardas e não-mansardas do mundo
Não estão nesta hora génios-para-si-mesmos sonhando?
Quantas aspirações altas e nobres e lúcidas —
Sim, verdadeiramente altas e nobres e lúcidas —,
E quem sabe se realizáveis,
Nunca verão a luz do sol real nem acharão ouvidos de gente?
O mundo é para quem nasce para o conquistar
E não para quem sonha que pode conquistá-lo, ainda que tenha razão.
Tenho sonhado mais que o que Napoleão fez.
Tenho apertado ao peito hipotético mais humanidades do que Cristo.
Tenho feito filosofias em segredo que nenhum Kant escreveu.
Mas sou, e talvez serei sempre, o da mansarda,
Ainda que não more nela;
Serei sempre o que não nasceu para isso;
Serei sempre só o que tinha qualidades;
Serei sempre o que esperou que lhe abrissem a porta ao pé de uma parede sem
[porta,
E cantou a cantiga do Infinito numa capoeira,
E ouviu a voz de Deus num poço tapado.
Crer em mim? Não, nem em nada.
Derrame-me a Natureza sobre a cabeça ardente
O seu sol, a sua chuva, o vento que me acha o cabelo,
E o resto que venha se vier, ou tiver que vir, ou não venha.
Escravos cardíacos das estrelas,
Conquistámos todo o mundo antes de nos levantar da cama;
Mas acordámos e ele é opaco,
Levantámo-nos e ele é alheio,
Saímos de casa e ele é a terra inteira,
Mais o sistema solar e a Via Láctea e o Indefinido.
Ser o que penso? Mas penso ser tanta coisa!
E há tantos que pensam ser a mesma coisa que não pode haver tantos!
Génio? Neste momento
Cem mil cérebros se concebem em sonho génios como eu,
E a história não marcará, quem sabe?, nem um,
Nem haverá senão estrume de tantas conquistas futuras.
Não, não creio em mim.
Em todos os manicómios há doidos malucos com tantas certezas!
Eu, que não tenho nenhuma certeza, sou mais certo ou menos certo?
Não, nem em mim…
Em quantas mansardas e não-mansardas do mundo
Não estão nesta hora génios-para-si-mesmos sonhando?
Quantas aspirações altas e nobres e lúcidas —
Sim, verdadeiramente altas e nobres e lúcidas —,
E quem sabe se realizáveis,
Nunca verão a luz do sol real nem acharão ouvidos de gente?
O mundo é para quem nasce para o conquistar
E não para quem sonha que pode conquistá-lo, ainda que tenha razão.
Tenho sonhado mais que o que Napoleão fez.
Tenho apertado ao peito hipotético mais humanidades do que Cristo.
Tenho feito filosofias em segredo que nenhum Kant escreveu.
Mas sou, e talvez serei sempre, o da mansarda,
Ainda que não more nela;
Serei sempre o que não nasceu para isso;
Serei sempre só o que tinha qualidades;
Serei sempre o que esperou que lhe abrissem a porta ao pé de uma parede sem
[porta,
E cantou a cantiga do Infinito numa capoeira,
E ouviu a voz de Deus num poço tapado.
Crer em mim? Não, nem em nada.
Derrame-me a Natureza sobre a cabeça ardente
O seu sol, a sua chuva, o vento que me acha o cabelo,
E o resto que venha se vier, ou tiver que vir, ou não venha.
Escravos cardíacos das estrelas,
Conquistámos todo o mundo antes de nos levantar da cama;
Mas acordámos e ele é opaco,
Levantámo-nos e ele é alheio,
Saímos de casa e ele é a terra inteira,
Mais o sistema solar e a Via Láctea e o Indefinido.
(Come chocolates, pequena;
Come chocolates!
Olha que não há mais metafísica no mundo senão chocolates.
Olha que as religiões todas não ensinam mais que a confeitaria.
Come, pequena suja, come!
Pudesse eu comer chocolates com a mesma verdade com que comes!
Mas eu penso e, ao tirar o papel de prata, que é de folha de estanho,
Deito tudo para o chão, como tenho deitado a vida.)
Come chocolates!
Olha que não há mais metafísica no mundo senão chocolates.
Olha que as religiões todas não ensinam mais que a confeitaria.
Come, pequena suja, come!
Pudesse eu comer chocolates com a mesma verdade com que comes!
Mas eu penso e, ao tirar o papel de prata, que é de folha de estanho,
Deito tudo para o chão, como tenho deitado a vida.)
Mas ao menos fica da amargura do que nunca serei
A caligrafia rápida destes versos,
Pórtico partido para o Impossível.
Mas ao menos consagro a mim mesmo um desprezo sem lágrimas,
Nobre ao menos no gesto largo com que atiro
A roupa suja que sou, sem rol, pra o decurso das coisas,
E fico em casa sem camisa.
A caligrafia rápida destes versos,
Pórtico partido para o Impossível.
Mas ao menos consagro a mim mesmo um desprezo sem lágrimas,
Nobre ao menos no gesto largo com que atiro
A roupa suja que sou, sem rol, pra o decurso das coisas,
E fico em casa sem camisa.
(Tu, que consolas, que não existes e por isso consolas,
Ou deusa grega, concebida como estátua que fosse viva,
Ou patrícia romana, impossivelmente nobre e nefasta,
Ou princesa de trovadores, gentilíssima e colorida,
Ou marquesa do século dezoito, decotada e longínqua,
Ou cocotte célebre do tempo dos nossos pais,
Ou não sei quê moderno — não concebo bem o quê —,
Tudo isso, seja o que for, que sejas, se pode inspirar que inspire!
Meu coração é um balde despejado.
Como os que invocam espíritos invocam espíritos invoco
A mim mesmo e não encontro nada.
Chego à janela e vejo a rua com uma nitidez absoluta.
Vejo as lojas, vejo os passeios, vejo os carros que passam,
Vejo os entes vivos vestidos que se cruzam,
Vejo os cães que também existem,
E tudo isto me pesa como uma condenação ao degredo,
E tudo isto é estrangeiro, como tudo.)
Ou deusa grega, concebida como estátua que fosse viva,
Ou patrícia romana, impossivelmente nobre e nefasta,
Ou princesa de trovadores, gentilíssima e colorida,
Ou marquesa do século dezoito, decotada e longínqua,
Ou cocotte célebre do tempo dos nossos pais,
Ou não sei quê moderno — não concebo bem o quê —,
Tudo isso, seja o que for, que sejas, se pode inspirar que inspire!
Meu coração é um balde despejado.
Como os que invocam espíritos invocam espíritos invoco
A mim mesmo e não encontro nada.
Chego à janela e vejo a rua com uma nitidez absoluta.
Vejo as lojas, vejo os passeios, vejo os carros que passam,
Vejo os entes vivos vestidos que se cruzam,
Vejo os cães que também existem,
E tudo isto me pesa como uma condenação ao degredo,
E tudo isto é estrangeiro, como tudo.)
Vivi, estudei, amei, e até cri,
E hoje não há mendigo que eu não inveje só por não ser eu.
Olho a cada um os andrajos e as chagas e a mentira,
E penso: talvez nunca vivesses nem estudasses nem amasses nem cresses
(Porque é possível fazer a realidade de tudo isso sem fazer nada disso);
Talvez tenhas existido apenas, como um lagarto a quem cortam o rabo
E que é rabo para aquém do lagarto remexidamente.
E hoje não há mendigo que eu não inveje só por não ser eu.
Olho a cada um os andrajos e as chagas e a mentira,
E penso: talvez nunca vivesses nem estudasses nem amasses nem cresses
(Porque é possível fazer a realidade de tudo isso sem fazer nada disso);
Talvez tenhas existido apenas, como um lagarto a quem cortam o rabo
E que é rabo para aquém do lagarto remexidamente.
Fiz de mim o que não soube,
E o que podia fazer de mim não o fiz.
O dominó que vesti era errado.
Conheceram-me logo por quem não era e não desmenti, e perdi-me.
Quando quis tirar a máscara,
Estava pegada à cara.
Quando a tirei e me vi ao espelho,
Já tinha envelhecido.
Estava bêbado, já não sabia vestir o dominó que não tinha tirado.
Deitei fora a máscara e dormi no vestiário
Como um cão tolerado pela gerência
Por ser inofensivo
E vou escrever esta história para provar que sou sublime.
E o que podia fazer de mim não o fiz.
O dominó que vesti era errado.
Conheceram-me logo por quem não era e não desmenti, e perdi-me.
Quando quis tirar a máscara,
Estava pegada à cara.
Quando a tirei e me vi ao espelho,
Já tinha envelhecido.
Estava bêbado, já não sabia vestir o dominó que não tinha tirado.
Deitei fora a máscara e dormi no vestiário
Como um cão tolerado pela gerência
Por ser inofensivo
E vou escrever esta história para provar que sou sublime.
Essência musical dos meus versos inúteis,
Quem me dera encontrar-te como coisa que eu fizesse,
E não ficasse sempre defronte da Tabacaria de defronte,
Calcando aos pés a consciência de estar existindo,
Como um tapete em que um bêbado tropeça
Ou um capacho que os ciganos roubaram e não valia nada.
Quem me dera encontrar-te como coisa que eu fizesse,
E não ficasse sempre defronte da Tabacaria de defronte,
Calcando aos pés a consciência de estar existindo,
Como um tapete em que um bêbado tropeça
Ou um capacho que os ciganos roubaram e não valia nada.
Mas o Dono da Tabacaria chegou à porta e ficou à porta.
Olho-o com desconforto da cabeça mal voltada
E com o desconforto da alma mal-entendendo.
Ele morrerá e eu morrerei.
Ele deixará a tabuleta, eu deixarei versos.
A certa altura morrerá a tabuleta também, e os versos também.
Depois de certa altura morrerá a rua onde esteve a tabuleta,
E a língua em que foram escritos os versos.
Morrerá depois o planeta girante em que tudo isto se deu.
Em outros satélites de outros sistemas qualquer coisa como gente
Continuará fazendo coisas como versos e vivendo por baixo de coisas como
[tabuletas,
Sempre uma coisa defronte da outra,
Sempre uma coisa tão inútil como a outra,
Sempre o impossível tão estúpido como o real,
Sempre o mistério do fundo tão certo como o sono de mistério da superfície,
Sempre isto ou sempre outra coisa ou nem uma coisa nem outra.
Olho-o com desconforto da cabeça mal voltada
E com o desconforto da alma mal-entendendo.
Ele morrerá e eu morrerei.
Ele deixará a tabuleta, eu deixarei versos.
A certa altura morrerá a tabuleta também, e os versos também.
Depois de certa altura morrerá a rua onde esteve a tabuleta,
E a língua em que foram escritos os versos.
Morrerá depois o planeta girante em que tudo isto se deu.
Em outros satélites de outros sistemas qualquer coisa como gente
Continuará fazendo coisas como versos e vivendo por baixo de coisas como
[tabuletas,
Sempre uma coisa defronte da outra,
Sempre uma coisa tão inútil como a outra,
Sempre o impossível tão estúpido como o real,
Sempre o mistério do fundo tão certo como o sono de mistério da superfície,
Sempre isto ou sempre outra coisa ou nem uma coisa nem outra.
Mas um homem entrou na Tabacaria (para comprar tabaco?),
E a realidade plausível cai de repente em cima de mim.
Semiergo-me enérgico, convencido, humano,
E vou tencionar escrever estes versos em que digo o contrário.
E a realidade plausível cai de repente em cima de mim.
Semiergo-me enérgico, convencido, humano,
E vou tencionar escrever estes versos em que digo o contrário.
Acendo um cigarro ao pensar em escrevê-los
E saboreio no cigarro a libertação de todos os pensamentos.
Sigo o fumo como a uma rota própria,
E gozo, num momento sensitivo e competente,
A libertação de todas as especulações
E a consciência de que a metafísica é uma consequência de estar mal disposto.
E saboreio no cigarro a libertação de todos os pensamentos.
Sigo o fumo como a uma rota própria,
E gozo, num momento sensitivo e competente,
A libertação de todas as especulações
E a consciência de que a metafísica é uma consequência de estar mal disposto.
Depois deito-me para trás na cadeira
E continuo fumando.
Enquanto o Destino mo conceder, continuarei fumando.
E continuo fumando.
Enquanto o Destino mo conceder, continuarei fumando.
(Se eu casasse com a filha da minha lavadeira
Talvez fosse feliz.)
Visto isto, levanto-me da cadeira. Vou à janela.
Talvez fosse feliz.)
Visto isto, levanto-me da cadeira. Vou à janela.
O homem saiu da Tabacaria (metendo troco na algibeira das calças?).
Ah, conheço-o: é o Esteves sem metafísica.
(O Dono da Tabacaria chegou à porta.)
Como por um instinto divino o Esteves voltou-se e viu-me.
Acenou-me adeus, gritei-lhe Adeus ó Esteves!, e o universo
Reconstruiu-se-me sem ideal nem esperança, e o Dono da Tabacaria sorriu.
Ah, conheço-o: é o Esteves sem metafísica.
(O Dono da Tabacaria chegou à porta.)
Como por um instinto divino o Esteves voltou-se e viu-me.
Acenou-me adeus, gritei-lhe Adeus ó Esteves!, e o universo
Reconstruiu-se-me sem ideal nem esperança, e o Dono da Tabacaria sorriu.
Tabaquería
No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
De mi cuarto de uno de los millones del mundo que nadie sabe cuál es
(Y si supieran cuál es, ¿qué sabrían?)
Das al misterio de una calle cruzada constantemente por gente,
A una calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real; imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
Con el misterio de las cosas por debajo de las piedras y de los seres,
Con la muerte poniendo humedad en las paredes y canas en los hombres.
Con el destino conduciendo la carroza de todo por el camino de nada.
De mi cuarto de uno de los millones del mundo que nadie sabe cuál es
(Y si supieran cuál es, ¿qué sabrían?)
Das al misterio de una calle cruzada constantemente por gente,
A una calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real; imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
Con el misterio de las cosas por debajo de las piedras y de los seres,
Con la muerte poniendo humedad en las paredes y canas en los hombres.
Con el destino conduciendo la carroza de todo por el camino de nada.
Estoy ahora vencido, como si supiera la verdad.
Estoy ahora lúcido, como si estuviera para morirme,
Y no tuviera más hermandad con las cosas
Sino una despedida, como si se volviera esta casa y este lado de la calle.
La hilera de vagones de un tren, y una partida pitada
Desde adentro de mi cabeza,
Y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos en la ida.
Estoy ahora lúcido, como si estuviera para morirme,
Y no tuviera más hermandad con las cosas
Sino una despedida, como si se volviera esta casa y este lado de la calle.
La hilera de vagones de un tren, y una partida pitada
Desde adentro de mi cabeza,
Y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos en la ida.
Estoy ahora perplejo como quien pensó y halló y olvidó.
Estoy ahora dividido entre la lealtad que debo
A la tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.
Estoy ahora dividido entre la lealtad que debo
A la tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.
Fallé en todo.
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuera nada.
El aprendizaje que me dieron
Lo tiré por la puerta trasera de mi casa.
Fui hasta el campo con grandes propósitos.
Pero allá encontré sólo hierbas y árboles,
Y cuando había gente era igual a la otra.
Salgo de la ventana, me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuera nada.
El aprendizaje que me dieron
Lo tiré por la puerta trasera de mi casa.
Fui hasta el campo con grandes propósitos.
Pero allá encontré sólo hierbas y árboles,
Y cuando había gente era igual a la otra.
Salgo de la ventana, me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?
¿Qué sé yo de lo que seré, yo que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pero pienso ser tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no puede haber tantos!
¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se conciben en sueños genios como yo,
Y la historia no marcará, ¿quién sabe?, ninguno,
Ni habrá sino estiércol de tantas conquistas futuras.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay locos con tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna certeza, ¿soy más cierto o menos cierto?
¿Ser lo que pienso? ¡Pero pienso ser tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no puede haber tantos!
¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se conciben en sueños genios como yo,
Y la historia no marcará, ¿quién sabe?, ninguno,
Ni habrá sino estiércol de tantas conquistas futuras.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay locos con tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna certeza, ¿soy más cierto o menos cierto?
No, ni en mí…
¿En cuántas buhardillas y no-buhardillas del mundo
No están en esta hora genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas-
Sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas-,
Y quién sabe si realizables,
Nunca verán la luz del sol real ni hallarán oídos de gente?
El mundo es para quien nace para conquistarlo
Y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
¿En cuántas buhardillas y no-buhardillas del mundo
No están en esta hora genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas-
Sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas-,
Y quién sabe si realizables,
Nunca verán la luz del sol real ni hallarán oídos de gente?
El mundo es para quien nace para conquistarlo
Y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
He soñado más que lo que Napoleón hizo.
He apretado al pecho hipotético más humanidades que Cristo,
Tengo hechas filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
Aunque no viva en ella;
Seré siempre el que no nació para eso;
Seré siempre sólo el que tenía cualidades;
Seré siempre el que esperó que le abrieran la puerta al pie de una pared sin puerta,
Y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
Y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Derramé la naturaleza sobre mi cabeza ardiente
Su sol, su lluvia, el viento que halla el cabello,
Y el resto que venga si viniera, o tuviera que venir, o no venga.
Esclavos cardiacos de las estrellas,
Conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
Pero despertamos y él es opaco,
Nos levantamos y él es ajeno,
Salimos de la casa y él es la tierra entera
Más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
He apretado al pecho hipotético más humanidades que Cristo,
Tengo hechas filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
Aunque no viva en ella;
Seré siempre el que no nació para eso;
Seré siempre sólo el que tenía cualidades;
Seré siempre el que esperó que le abrieran la puerta al pie de una pared sin puerta,
Y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
Y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Derramé la naturaleza sobre mi cabeza ardiente
Su sol, su lluvia, el viento que halla el cabello,
Y el resto que venga si viniera, o tuviera que venir, o no venga.
Esclavos cardiacos de las estrellas,
Conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
Pero despertamos y él es opaco,
Nos levantamos y él es ajeno,
Salimos de la casa y él es la tierra entera
Más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
(Come chocolates, pequeña;
¡Come chocolates!
Mira que no hay más metafísica en el mundo sino chocolates.
Mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, pequeña sucia, come!
¡Pudiera comer chocolates con la misma verdad con que comes!
Pero yo pienso, y al jalar del papel de plata, que es de hojas de estaño,
Tiro todo por el suelo, como he tirado la vida.)
¡Come chocolates!
Mira que no hay más metafísica en el mundo sino chocolates.
Mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, pequeña sucia, come!
¡Pudiera comer chocolates con la misma verdad con que comes!
Pero yo pienso, y al jalar del papel de plata, que es de hojas de estaño,
Tiro todo por el suelo, como he tirado la vida.)
Pero al menos queda de la amargura de lo que nunca seré
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico Partido para lo Imposible.
Pero al menos consagro en mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos en el gesto largo con que tiro
La ropa sucia que soy, sin rol, para el decurso de las cosas,
Y quedo en casa sin camisa.
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico Partido para lo Imposible.
Pero al menos consagro en mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos en el gesto largo con que tiro
La ropa sucia que soy, sin rol, para el decurso de las cosas,
Y quedo en casa sin camisa.
(Tú, que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
O Diosa Griega, concebida como estatua que fuera viva,
O Patricia Romana, imposiblemente noble y nefasta,
O Princesa de trovadores, gentilísima y colorida,
O Marquesa de siglo dieciocho, escotada y lejana,
O cocotte célebre del tiempo de nuestros padres,
O no sé qué moderno- no concibo bien qué-,
Todo eso, sea lo que fuera, que seas, si puede inspirar ¡Qué inspire!
Mi corazón es un balde vacío.
Como los que invocan espíritus invocan espíritus me invoco
A mí mismo y no encuentro nada.
Llego a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los carros que pasan,
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Veo los perros que también existen,
Y todo esto me pesa como una condena al destierro,
Y todo esto es extranjero como todo.)
O Diosa Griega, concebida como estatua que fuera viva,
O Patricia Romana, imposiblemente noble y nefasta,
O Princesa de trovadores, gentilísima y colorida,
O Marquesa de siglo dieciocho, escotada y lejana,
O cocotte célebre del tiempo de nuestros padres,
O no sé qué moderno- no concibo bien qué-,
Todo eso, sea lo que fuera, que seas, si puede inspirar ¡Qué inspire!
Mi corazón es un balde vacío.
Como los que invocan espíritus invocan espíritus me invoco
A mí mismo y no encuentro nada.
Llego a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los carros que pasan,
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Veo los perros que también existen,
Y todo esto me pesa como una condena al destierro,
Y todo esto es extranjero como todo.)
Viví, estudié, amé y hasta creí,
Y hoy no hay mendigo que no envidie sólo por no ser yo.
Miro a cada uno los andrajos y las llagas y la mentira,
Y pienso: tal vez nunca viviste, ni estudiaste, ni amaste, ni creíste,
(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer nada de eso);
Tal vez hayas existido apenas, como una lagartija a quien le cortan la cola
Y sigue siendo cola más allá de la lagartija, agitadamente.
Y hoy no hay mendigo que no envidie sólo por no ser yo.
Miro a cada uno los andrajos y las llagas y la mentira,
Y pienso: tal vez nunca viviste, ni estudiaste, ni amaste, ni creíste,
(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer nada de eso);
Tal vez hayas existido apenas, como una lagartija a quien le cortan la cola
Y sigue siendo cola más allá de la lagartija, agitadamente.
Hice de mí lo que no supe,
Y lo que podía hacer de mí no lo hice,
El traje que vestí estaba equivocado.
Me conocieron luego por quien no era y no lo desmentí y me perdí.
Cuando quise arrancar la máscara,
Estaba pegada a la cara.
Cuando la arranqué me ví al espejo,
Ya había envejecido,
Estaba borracho, ya no sabía vestir el traje que no me había quitado.
Dejé la máscara y dormí en el vestíbulo
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.
Y lo que podía hacer de mí no lo hice,
El traje que vestí estaba equivocado.
Me conocieron luego por quien no era y no lo desmentí y me perdí.
Cuando quise arrancar la máscara,
Estaba pegada a la cara.
Cuando la arranqué me ví al espejo,
Ya había envejecido,
Estaba borracho, ya no sabía vestir el traje que no me había quitado.
Dejé la máscara y dormí en el vestíbulo
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.
Esencia musical de mis versos inútiles,
Quién me diera encontrarte como cosa que yo hiciera,
Y no quedara siempre enfrente la tabaquería de enfrente,
Pisoteando la conciencia de estar existiendo,
Como un tapete en el que un borracho tropieza
O una alfombra que los gitanos robaron y no valía nada.
Quién me diera encontrarte como cosa que yo hiciera,
Y no quedara siempre enfrente la tabaquería de enfrente,
Pisoteando la conciencia de estar existiendo,
Como un tapete en el que un borracho tropieza
O una alfombra que los gitanos robaron y no valía nada.
Pero el dueño de la tabaquería llegó a la puerta y se quedó allí.
Lo miró con la incomodidad de la cabeza mal volteada
Y con la incomodidad del alma mal entendiendo.
Él morirá y yo moriré.
Él dejará el letrero, yo dejaré versos.
En algún momento morirá el letrero y los versos también,
Después morirá la calle donde estuvo el letrero
Y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto se dio.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como gente
Continuará haciendo cosas como versos y viviendo debajo de cosas como letreros,
Lo miró con la incomodidad de la cabeza mal volteada
Y con la incomodidad del alma mal entendiendo.
Él morirá y yo moriré.
Él dejará el letrero, yo dejaré versos.
En algún momento morirá el letrero y los versos también,
Después morirá la calle donde estuvo el letrero
Y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto se dio.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como gente
Continuará haciendo cosas como versos y viviendo debajo de cosas como letreros,
Siempre una cosa enfrente de otra,
Siempre una cosa tan inútil como la otra,
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño del misterio de la superficie,
Siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni otra.
Siempre una cosa tan inútil como la otra,
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño del misterio de la superficie,
Siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni otra.
Pero un hombre entró en la tabaquería (¿para comprar tabaco?)
Y la realidad pausible cayó de repente encima de mí.
Me incorporo enérgico, convencido, humano,
Y voy a intentar escribir estos versos en que digo lo contrario.
Y la realidad pausible cayó de repente encima de mí.
Me incorporo enérgico, convencido, humano,
Y voy a intentar escribir estos versos en que digo lo contrario.
Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
Y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
Sigo el humo como una ruta propia,
Y gozo, en un momento sensitivo y competente,
La liberación de todas las especulaciones
Y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de estar enfadado.
Y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
Sigo el humo como una ruta propia,
Y gozo, en un momento sensitivo y competente,
La liberación de todas las especulaciones
Y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de estar enfadado.
Después me echo para atrás en la silla
y continuo fumando.
En cuanto el destino me lo conceda continuaré fumando.
y continuo fumando.
En cuanto el destino me lo conceda continuaré fumando.
(Si me casara con la hija de mi lavandera
tal vez fuera feliz).
Visto esto, me levanto de la silla. Voy a la ventana.
tal vez fuera feliz).
Visto esto, me levanto de la silla. Voy a la ventana.
El hombre salió de la tabaquería (¿metiendo el cambio en el bolsillo del pantalón?).
Ah, lo conozco; es el Esteves sin metafísica.
(El dueño de la tabaquería llegó a la puerta.)
Como por un instinto divino el Esteves se volteó y me vio.
Me dijo adiós con un gesto, le grité ¡Adiós oh Esteves! y el universo
Se me reconstruyó sin ideal ni esperanza, y el dueño de la tabaquería sonrió.
Ah, lo conozco; es el Esteves sin metafísica.
(El dueño de la tabaquería llegó a la puerta.)
Como por un instinto divino el Esteves se volteó y me vio.
Me dijo adiós con un gesto, le grité ¡Adiós oh Esteves! y el universo
Se me reconstruyó sin ideal ni esperanza, y el dueño de la tabaquería sonrió.
domingo, 19 de octubre de 2014
"1. I’m lonely so I do lonely things.
15. I was still lonely so I did even lonelier things.
31. Forgive me, I was lonely so I chose you.
33. I’m lovely and lonely.
34. I belong deeply to myself ."
Warsan Shire, 34 Excuses for why we Failed at Love
Miedo
a que de nuevo
vuelvas
derrumbando puertas
deslabazando murallas
inundando acequias
sincopando acordes
desafinando guitarras
Vienes
para que nada ocurra
sacando a relucir
tus garras
y desolando barbechos
enmudeciendo brotes
anegando batallas
¿No te das cuenta de que
siempre que apareces
tengo que volver a matarte,
Amor?
15. I was still lonely so I did even lonelier things.
31. Forgive me, I was lonely so I chose you.
33. I’m lovely and lonely.
34. I belong deeply to myself ."
Warsan Shire, 34 Excuses for why we Failed at Love
Miedo
a que de nuevo
vuelvas
derrumbando puertas
deslabazando murallas
inundando acequias
sincopando acordes
desafinando guitarras
Vienes
para que nada ocurra
sacando a relucir
tus garras
y desolando barbechos
enmudeciendo brotes
anegando batallas
¿No te das cuenta de que
siempre que apareces
tengo que volver a matarte,
Amor?
jueves, 9 de octubre de 2014
viernes, 26 de septiembre de 2014
viernes, 19 de septiembre de 2014
Me sentaré frente a nuestra ventana,
desnudo,
como de costumbre.
O tal vez me vista
con aquella camisa azul
que tanto te gusta.
Esa que de acumular sinsabores,
por poco acaba en la hoguera.
Esperaré paciente a que aparezcas,
sublime, esquiva,
como siempre haces,
y vuelvas a sentarte sobre mis rodillas,
y me mires,
y toques mis manos
como solo tú sabes.
Esperaré a que recorras mi espalda
con ese escalofrío que me sacas de dentro,
de las entrañas.
Intentaré desnudarte despacio,
mientras cierro los ojos para sentirte cerca,
para que tus besos empiecen a convertirse en melodía,
para que consigas que mis manos fluyan ajenas al tiempo
y la boca se me llene de sangre,
y las mejillas de lágrimas,
y me digas que me amas
a pesar de mis límites y de mis fallas
y de lo mucho que me cuesta vomitarte.
Entonces yo,
ensancharé mi pecho,
te enseñaré mi cuello,
recorreré tu vientre con la yema de mis dedos,
y suplicaré que no te vayas
susurrándote al oído,
que contigo se me olvidan los olvidos,
que contigo no me siento un juguete,
que contigo duelen menos el silencio y el desprecio,
que contigo no existe el miedo,
ni se sienten la falta de palabras,
ni la falta de miradas,
ni la falta de caricias,
ni la falta de besos.
Que me llevas en volandas por encima de todo.
Y te gritaré mudo que yo también te amo:
Mi Música
desnudo,
como de costumbre.
O tal vez me vista
con aquella camisa azul
que tanto te gusta.
Esa que de acumular sinsabores,
por poco acaba en la hoguera.
Esperaré paciente a que aparezcas,
sublime, esquiva,
como siempre haces,
y vuelvas a sentarte sobre mis rodillas,
y me mires,
y toques mis manos
como solo tú sabes.
Esperaré a que recorras mi espalda
con ese escalofrío que me sacas de dentro,
de las entrañas.
Intentaré desnudarte despacio,
mientras cierro los ojos para sentirte cerca,
para que tus besos empiecen a convertirse en melodía,
para que consigas que mis manos fluyan ajenas al tiempo
y la boca se me llene de sangre,
y las mejillas de lágrimas,
y me digas que me amas
a pesar de mis límites y de mis fallas
y de lo mucho que me cuesta vomitarte.
Entonces yo,
ensancharé mi pecho,
te enseñaré mi cuello,
recorreré tu vientre con la yema de mis dedos,
y suplicaré que no te vayas
susurrándote al oído,
que contigo se me olvidan los olvidos,
que contigo no me siento un juguete,
que contigo duelen menos el silencio y el desprecio,
que contigo no existe el miedo,
ni se sienten la falta de palabras,
ni la falta de miradas,
ni la falta de caricias,
ni la falta de besos.
Que me llevas en volandas por encima de todo.
Y te gritaré mudo que yo también te amo:
Mi Música
lunes, 15 de septiembre de 2014
No way
Why don't I bang my head against that wall?
Why don't I throw a stone to crash that window?
Why don't I run away to leave my fucking brain behind?
Maybe
I'm not brave enough to do it.
And I'm not wise enough to understand
what I'm really thinking,
what I'm really doing,
what a strange way to love I always have.
If I had found the map
to travel through your heart,
I would have lost myself into your veins.
But
at the end
that's all that I've got.
Got nothing,
neither your pain nor mine.
Nothing,
no courage,
no wisdom,
no map,
no heart,
no thing,
no way.
Why don't I throw a stone to crash that window?
Why don't I run away to leave my fucking brain behind?
Maybe
I'm not brave enough to do it.
And I'm not wise enough to understand
what I'm really thinking,
what I'm really doing,
what a strange way to love I always have.
If I had found the map
to travel through your heart,
I would have lost myself into your veins.
But
at the end
that's all that I've got.
Got nothing,
neither your pain nor mine.
Nothing,
no courage,
no wisdom,
no map,
no heart,
no thing,
no way.
miércoles, 10 de septiembre de 2014
Para cuando te canses
de besos baratos,
de amores sin fuego,
de miradas sin brillo,
de palabras sin vuelo,
de músicas insulsas,
de sudores sin frío,
de lágrimas podridas,
de rayuelas sin recreo.
Para cuando no soportes
los abrazos sin insomnio,
los te quiero con babas,
los te extraño sin duelo.
Las mentiras de hiel,
las hileras de cieno,
los pedacitos de luna
que nunca existieron.
Para cuando te hartes de
naftalina en el ron
y de whisky con sabor a caramelo,
y tus pies tropiecen
con ese papel tapiz
que va empapelando tu suelo.
Quizá para entonces,
aún siga sentado
en esta silla de acero,
esperando enterrarme vivo
bajo las negras dunas de tu cabello,
y atar con tus ojos
mis manos
a la comisura oscura
de nuestro sueño.
Quizá.
de besos baratos,
de amores sin fuego,
de miradas sin brillo,
de palabras sin vuelo,
de músicas insulsas,
de sudores sin frío,
de lágrimas podridas,
de rayuelas sin recreo.
Para cuando no soportes
los abrazos sin insomnio,
los te quiero con babas,
los te extraño sin duelo.
Las mentiras de hiel,
las hileras de cieno,
los pedacitos de luna
que nunca existieron.
Para cuando te hartes de
naftalina en el ron
y de whisky con sabor a caramelo,
y tus pies tropiecen
con ese papel tapiz
que va empapelando tu suelo.
Quizá para entonces,
aún siga sentado
en esta silla de acero,
esperando enterrarme vivo
bajo las negras dunas de tu cabello,
y atar con tus ojos
mis manos
a la comisura oscura
de nuestro sueño.
Quizá.
miércoles, 3 de septiembre de 2014
Cese de hostilidades
Qué hubiera sido de nosotros
si por un momento,
hubiésemos abandonado
nuestras individuales
contiendas,
para firmar
una tregua
en todas y cada una de sus
vanas batallas.
Qué hubiera sido de nosotros
si por un momento,
hubiéramos vaciado de
pólvora
los cartuchos
de las cananas,
y nos hubiésemos molestado
en realizar incursiones nocturnas,
así,
como guerrillas,
para asaltar
con risas,
los puestos fronterizos
de nuestros ejércitos regulares.
Qué hubiera sido de nosotros
si por un momento,
si por tan sólo un instante,
en lugar de batallar en
inútiles guerras,
hubiéramos declarado
en nuestras vidas,
un cese total
de hostilidades.
si por un momento,
hubiésemos abandonado
nuestras individuales
contiendas,
para firmar
una tregua
en todas y cada una de sus
vanas batallas.
Qué hubiera sido de nosotros
si por un momento,
hubiéramos vaciado de
pólvora
los cartuchos
de las cananas,
y nos hubiésemos molestado
en realizar incursiones nocturnas,
así,
como guerrillas,
para asaltar
con risas,
los puestos fronterizos
de nuestros ejércitos regulares.
Qué hubiera sido de nosotros
si por un momento,
si por tan sólo un instante,
en lugar de batallar en
inútiles guerras,
hubiéramos declarado
en nuestras vidas,
un cese total
de hostilidades.
sábado, 30 de agosto de 2014
angustia de mis actos
de mis olvidos
de mis quehaceres
de mis omisiones
de mis lamentos
de mi soberbia
de mi falta de abrazos
de mi falta de besos
de mi falta de risas
de mi falta de lloros
de mi falta de mensajes
de mi no saber decir cómo me siento
de mi,
¡joder,
qué ganas de gritarte
lo mucho
que te echo de menos!
de mis olvidos
de mis quehaceres
de mis omisiones
de mis lamentos
de mi soberbia
de mi falta de abrazos
de mi falta de besos
de mi falta de risas
de mi falta de lloros
de mi falta de mensajes
de mi no saber decir cómo me siento
de mi,
¡joder,
qué ganas de gritarte
lo mucho
que te echo de menos!
viernes, 29 de agosto de 2014
Perdido
entre compases,
tempos,
síncopas
y pies a tierra.
Entre coplas,
tercios,
estrofas
y tensiones de séptima.
Vagabundeando
por párrafos,
frases,
versos
y letras.
Incapaz de
encontrar el norte
entre modismos,
laismos,
homófonos
y monoptongaciones incorrectas.
Cazcaleando,
no se sabe bien
hacia dónde,
entre
amores inacabados,
sonrisas vanas
y promesas etéreas.
Caminando
entre cuencas,
meandros,
ninfas náyades
y márgenes derechas.
Buscando sitio,
como de costumbre,
brazeando insomne
entre brumosas
nieblas.
entre compases,
tempos,
síncopas
y pies a tierra.
Entre coplas,
tercios,
estrofas
y tensiones de séptima.
Vagabundeando
por párrafos,
frases,
versos
y letras.
Incapaz de
encontrar el norte
entre modismos,
laismos,
homófonos
y monoptongaciones incorrectas.
Cazcaleando,
no se sabe bien
hacia dónde,
entre
amores inacabados,
sonrisas vanas
y promesas etéreas.
Caminando
entre cuencas,
meandros,
ninfas náyades
y márgenes derechas.
Buscando sitio,
como de costumbre,
brazeando insomne
entre brumosas
nieblas.
viernes, 22 de agosto de 2014
'Desculpa a pequenez que me apequena
Aos teus olhos adultos penetrantes
Acolhe com piedade a alma enferma
Disseste à flor d'uns lábios delirantes'
Ana Moura
Ana Moura
Siempre maldeciré aquella tarde
en la que no supe sonreír
en el momento justo,
ni conseguí mirar esos ojos
en el instante preciso.
Aquella tarde
en la que mis labios
no se acercaron lo suficiente
y no agarré esa mano a tiempo
para ver su luz
iluminar la oscuridad de
de mis entrañas.
Si pudiera,
pediría perdón
por haber sido un lado errado
que no atendió a proporciones,
por haber confundido entradas
y no saber encontrar puentes,
por carecer de un mundo en la cabeza
y no haber sido capaz de colmar expectativas.
Si pudiera,
pediría perdón
por todas estas fallas
que jamás serán amaneceres.
Pero
puede
que ya
se me
agotaran
las fuerzas,
o puede
que las tenga
renovadas
y que mi pecho
ande algo
oxidado
de tanta culpa.
Ahora,
de lo único que
puedo tener certeza
es de que
no soy más,
ni menos,
que aquello que quizás nunca
podré ofrecerte.
domingo, 17 de agosto de 2014
Bosquejos a carboncillo
Nieblas disipadas entre las manos.
Negros lechosos sobre azules quemados.
Dientes apretados
de recuerdos agolpados
en el cuello.
Dolores de cabeza trastornados.
Ojos que se abren
y garras panza arriba
como lobo malherido.
Sentirse desviación típica
sin llegar a ser media.
Percentil diez.
Ni Almudena
ni Lucía
ni Cortázar
ni Coltrane
ni Mingus
Quizás Diana
o Medea
o Casiopea
o Andrómeda
o las Perseidas
o sus pechos
o mi boca
o nuestros sudores salados.
Vino amargo que habla en el silencio.
Vuelta a empezar
en Fa sostenido menor.
Mora verde.
Fundido a negro.
Negros lechosos sobre azules quemados.
Dientes apretados
de recuerdos agolpados
en el cuello.
Dolores de cabeza trastornados.
Ojos que se abren
y garras panza arriba
como lobo malherido.
Sentirse desviación típica
sin llegar a ser media.
Percentil diez.
Ni Almudena
ni Lucía
ni Cortázar
ni Coltrane
ni Mingus
Quizás Diana
o Medea
o Casiopea
o Andrómeda
o las Perseidas
o sus pechos
o mi boca
o nuestros sudores salados.
Vino amargo que habla en el silencio.
Vuelta a empezar
en Fa sostenido menor.
Mora verde.
Fundido a negro.
lunes, 4 de agosto de 2014
Amor, dulce muerte (fragmento desfigurado)
RETORNOS DEL AMOR RECIÉN APARECIDO
Cuando tú apareciste,
penaba yo en la entraña más profunda
de una cueva sin aire y sin salida.
Braceaba en lo oscuro, agonizando,
oyendo un estertor que aleteaba
como el latir de un ave imperceptible.
Sobre mí derramaste tus cabellos
y ascendí al sol y vi que eran la aurora
cubriendo un alto mar en primavera.
Fue como si llegara al más hermoso
puerto del mediodía. Se anegaban
en ti los más lucidos paisajes:
claros, agudos montes coronados
de nieve rosa, fuentes escondidas
en el rizado umbroso de los bosques.
Yo aprendí a descansar sobre tus hombros
y a descender por ríos y laderas,
a entrelazarme en las tendidas ramas
y a hacer del sueño mi más dulce muerte.
Arcos me abriste y mis floridos años
recién subidos a la luz, yacieron
bajo el amor de tu apretada sombra,
sacando el corazón al viento libre
y ajustándolo al verde son del tuyo.
Ya iba a dormir, ya a despertar sabiendo
que no penaba en una cueva oscura,
braceando sin aire y sin salida.
Porque habías al fin aparecido.
Rafael Alberti
viernes, 1 de agosto de 2014
Mirándote sin verme,
agazapado tras oscuras columnas
donde admirar la enormidad
de tu pétrea belleza.
Sin que te des cuenta,
sigilosamente.
Descubriendo los secretos
de griegas deidades,
en el intrincado puzzle
de esos enredados cabellos.
De vez en cuando,
tu risa,
y tus alambrados ojos
que de improviso,
se fijan callados
en la soledad de mis labios,
que dejarán de ser míos
para acabar siendo tuyos.
Y ahora,
¡basta ya de odiosa música!
tan sólo
necesito sentir el susurro de tu voz
sobre la palma de mi mano.
agazapado tras oscuras columnas
donde admirar la enormidad
de tu pétrea belleza.
Sin que te des cuenta,
sigilosamente.
Descubriendo los secretos
de griegas deidades,
en el intrincado puzzle
de esos enredados cabellos.
De vez en cuando,
tu risa,
y tus alambrados ojos
que de improviso,
se fijan callados
en la soledad de mis labios,
que dejarán de ser míos
para acabar siendo tuyos.
Y ahora,
¡basta ya de odiosa música!
tan sólo
necesito sentir el susurro de tu voz
sobre la palma de mi mano.
lunes, 28 de julio de 2014
viernes, 18 de julio de 2014
regresar
de los pozos sin fondo
y de los equilibrios en altura
del buceo a pulmón
y de los vuelos sin paracaídas
regresar
de las cortinas
y del humo
regresar
de la cobardía
y del cobarde
de la desconfianza
y de quien confía
regresar
de tus rubios
y de mis avellanas
de tus miedos
y de mis valentías
de nuestros secretos
regresar
de los fuegos
y de sus cenizas
regresar
de las evasivas
de las palabras huecas
de las dudas metódicas
de los hechos sin medida
empezar a regresar
del olvido
de aquellos que nunca
de nada se olvidan
de los pozos sin fondo
y de los equilibrios en altura
del buceo a pulmón
y de los vuelos sin paracaídas
regresar
de las cortinas
y del humo
regresar
de la cobardía
y del cobarde
de la desconfianza
y de quien confía
regresar
de tus rubios
y de mis avellanas
de tus miedos
y de mis valentías
de nuestros secretos
regresar
de los fuegos
y de sus cenizas
regresar
de las evasivas
de las palabras huecas
de las dudas metódicas
de los hechos sin medida
empezar a regresar
del olvido
de aquellos que nunca
de nada se olvidan
martes, 15 de julio de 2014
martes, 1 de julio de 2014
Un día de estos,
tendré que visitar al dermatólogo.
Quizá sea porque últimamente,
me cueste encontrarte
entre tanto número hueco,
tanta palabra vana
y tantas horas sin sueño.
Al menos consuela saber
que no hay de qué preocuparse.
Ella estará bien,
a pesar de las crisis
y de los tratamientos,
ella estará bien.
Y yo cada vez más desmejorado,
debería ir pensando
en visitar al dermatólogo.
Otra cerveza,
no va a calmar mi sed,
porque últimamente,
me cuesta mucho encontrarte.
Puede que
Cioran,
o Mingus,
o Kerouac,
o Mozart,
o aquella guitarra desafinada,
o aquellos ojos azules que me recordaron
que la huelga sigue siendo un derecho.
Prometo visitar
un día de estos al dermatólogo,
porque mi piel,
presenta ya signos
de que empieza
a cuartearse.
Y es que en este vagón perdido de Atocha,
me cuesta tanto encontrarte.
tendré que visitar al dermatólogo.
Quizá sea porque últimamente,
me cueste encontrarte
entre tanto número hueco,
tanta palabra vana
y tantas horas sin sueño.
Al menos consuela saber
que no hay de qué preocuparse.
Ella estará bien,
a pesar de las crisis
y de los tratamientos,
ella estará bien.
Y yo cada vez más desmejorado,
debería ir pensando
en visitar al dermatólogo.
Otra cerveza,
no va a calmar mi sed,
porque últimamente,
me cuesta mucho encontrarte.
Puede que
Cioran,
o Mingus,
o Kerouac,
o Mozart,
o aquella guitarra desafinada,
o aquellos ojos azules que me recordaron
que la huelga sigue siendo un derecho.
Prometo visitar
un día de estos al dermatólogo,
porque mi piel,
presenta ya signos
de que empieza
a cuartearse.
Y es que en este vagón perdido de Atocha,
me cuesta tanto encontrarte.
lunes, 30 de junio de 2014
Puede que uno acabe por darse cuenta
de que al fin y al cabo,
la soledad
seguirá siendo fiel compañera
en este largo viaje
sin mapas ni destino marcado.
Y aunque siempre seguirá habiendo
luz al final del túnel,
y pechos donde sentirse descansado,
y besos que curen las heridas de golpes recibidos,
y ojos que indiquen el camino cuando se anda vagabundeando.
No habrá más equipaje,
que los propios pies descalzos,
y un caparazón de piel
forjada en profundos rasguños
de penetrantes cuchillos afilados.
Puede que uno,
al final,
acabe por darse cuenta.
de que al fin y al cabo,
la soledad
seguirá siendo fiel compañera
en este largo viaje
sin mapas ni destino marcado.
Y aunque siempre seguirá habiendo
luz al final del túnel,
y pechos donde sentirse descansado,
y besos que curen las heridas de golpes recibidos,
y ojos que indiquen el camino cuando se anda vagabundeando.
No habrá más equipaje,
que los propios pies descalzos,
y un caparazón de piel
forjada en profundos rasguños
de penetrantes cuchillos afilados.
Puede que uno,
al final,
acabe por darse cuenta.
domingo, 29 de junio de 2014
Mis dedos,
aún persiguen desesperados
aquella barca perdida
tras la fuerte arbolada
de tus cabellos embravecidos.
Y recorren despacio
antiguos caminos olvidados,
que de tu nuca salían
colmando tu espalda
con mañanas de pasto quemado.
Mis dedos,
aún andan sin destino
sobre tus altas montañas sin frío,
cruzando senderos conocidos
que llevaban directos a las fronteras
del hondo volcán de tu ombligo.
Mis dedos,
aún llegan exhaustos a su destino,
y descansan, sin descanso,
dentro de la profunda cueva
de tu delirio.
Y es que
mis dedos,
aún,
consiguen sobrevivir
a tu olvido.
aún persiguen desesperados
aquella barca perdida
tras la fuerte arbolada
de tus cabellos embravecidos.
Y recorren despacio
antiguos caminos olvidados,
que de tu nuca salían
colmando tu espalda
con mañanas de pasto quemado.
Mis dedos,
aún andan sin destino
sobre tus altas montañas sin frío,
cruzando senderos conocidos
que llevaban directos a las fronteras
del hondo volcán de tu ombligo.
Mis dedos,
aún llegan exhaustos a su destino,
y descansan, sin descanso,
dentro de la profunda cueva
de tu delirio.
Y es que
mis dedos,
aún,
consiguen sobrevivir
a tu olvido.
sábado, 21 de junio de 2014
No te abandones,
ahora que ya sabes
que no hay
certeza imposible,
ni mentira que acabe
por rendirte.
No vaciles,
no titubees,
que ya puedes ver a lo lejos
las extensas alamedas,
y sentir el latido
de un pecho cercano
que anda guiando
tu camino
por esas intrincadas veredas.
No desfallezcas,
no te rindas,
que ya vienes
atisbando el día,
y acabarás intuyendo
que todo final
contiene una victoria,
y si no la viste,
es que aún no conseguiste
conquistar aquella ladera.
ahora que ya sabes
que no hay
certeza imposible,
ni mentira que acabe
por rendirte.
No vaciles,
no titubees,
que ya puedes ver a lo lejos
las extensas alamedas,
y sentir el latido
de un pecho cercano
que anda guiando
tu camino
por esas intrincadas veredas.
No desfallezcas,
no te rindas,
que ya vienes
atisbando el día,
y acabarás intuyendo
que todo final
contiene una victoria,
y si no la viste,
es que aún no conseguiste
conquistar aquella ladera.
viernes, 20 de junio de 2014
Gustos
De verdad
que a uno le gustaría.
Pero a pesar de lo mucho
que se intente,
no siempre se anda
a la altura que se debería.
Y eso que a veces,
de verdad
que a uno le gustaría.
que a uno le gustaría.
Pero a pesar de lo mucho
que se intente,
no siempre se anda
a la altura que se debería.
Y eso que a veces,
de verdad
que a uno le gustaría.
sábado, 14 de junio de 2014
En los márgenes
Manteniéndose al margen,
a distancia prudente.
Dejando de observar el mundo
desde las vanidosas
alturas de sí mismo.
Alejado de las fotos
y los flashes.
Sin pretensiones
ni exquisiteces.
Sin más posesiones
que unas manos firmes,
a las que sentirse asido,
y un pecho agotado
con el que ofrecer abrazos.
Y es que,
sabiendo que el univeso entero
cabe entre tus párpados esquivos,
y que no hay mayor gloria
que ser objeto
de tus excasos besos
y tus inagotables descuidos,
¿quién en este mundo,
necesita sentirse reconocido?
Lamentablemente,
en los márgenes,
uno
siempre acaba siendo
pasto de tu olvido.
a distancia prudente.
Dejando de observar el mundo
desde las vanidosas
alturas de sí mismo.
Alejado de las fotos
y los flashes.
Sin pretensiones
ni exquisiteces.
Sin más posesiones
que unas manos firmes,
a las que sentirse asido,
y un pecho agotado
con el que ofrecer abrazos.
Y es que,
sabiendo que el univeso entero
cabe entre tus párpados esquivos,
y que no hay mayor gloria
que ser objeto
de tus excasos besos
y tus inagotables descuidos,
¿quién en este mundo,
necesita sentirse reconocido?
Lamentablemente,
en los márgenes,
uno
siempre acaba siendo
pasto de tu olvido.
viernes, 13 de junio de 2014
martes, 10 de junio de 2014
Lo grande, siempre me vino pequeño,
quizá
porque nunca tuve la osadía
de ofrecerme a la materia como
un todo.
Pocas las veces en que riadas
compusieron la melodía
de mis pasos,
pero sediento como estaba,
en ocasiones me detuve
y en aquellos arroyos
sacié mi sed.
Y nunca conseguí
beber lo necesario,
porque en esos manantiales
jamás encontré la fuente
de tus labios.
Es por eso que descendí,
y aunque siempre hice todo lo que pude
nunca fui suficiente.
Ahora,
vagabundeo desnudo en este desierto de arena
intentando llegar algún día frente a esa ventana
para subir a su alféizar
desde donde jurar y perjurar,
hasta caer muerto,
que jamás volveré a sentirme grano
en aquella playa quemada.
Porque lo grande, siempre me seguirá viniendo pequeño.
quizá
porque nunca tuve la osadía
de ofrecerme a la materia como
un todo.
Pocas las veces en que riadas
compusieron la melodía
de mis pasos,
pero sediento como estaba,
en ocasiones me detuve
y en aquellos arroyos
sacié mi sed.
Y nunca conseguí
beber lo necesario,
porque en esos manantiales
jamás encontré la fuente
de tus labios.
Es por eso que descendí,
y aunque siempre hice todo lo que pude
nunca fui suficiente.
Ahora,
vagabundeo desnudo en este desierto de arena
intentando llegar algún día frente a esa ventana
para subir a su alféizar
desde donde jurar y perjurar,
hasta caer muerto,
que jamás volveré a sentirme grano
en aquella playa quemada.
Porque lo grande, siempre me seguirá viniendo pequeño.
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